Aunque fue en 1646 la primera vez que apareció la palabra “eléctrico” o “electricidad” (en una publicación en la obra Pseudodoxia Epidemica, del escritor Thomas Browne), la humanidad sabía desde mucho antes de las pequeñas descargas eléctricas que transmitían algunos peces. Incluso en textos del Antiguo Egipto, que datan del 2750 a.C, los autores se referían a estos peces como “los tronadores del Nilo”. Escritores antiguos describieron la sensación al tocar estos peces como un efecto de adormecimiento, que era propiciado por las descargas eléctricas que emitían estos peces y rayas eléctricas. Estos hechos conforman el inicio de lo que conocemos como historia de la electricidad.

 

La electricidad y el magnetismo siempre se estudiaron como dos cosas totalmente individuales. No fue hasta el año 1865 que estos dos fenómenos se unieron en la formulación de las ecuaciones de Maxwell, las cuales describían por completo los fenómenos electromagnéticos, considerándolos como el origen de la electricidad.

La generación masiva de electricidad comenzó cuando, a finales del siglo XIX, se extendió la iluminación eléctrica de las calles y las casas. Gracias a sus grandes ventajas y sus crecientes aplicaciones, la electricidad fue uno de los motores fundamentales en la Segunda Revolución Industrial, y fue en este punto donde grandes inventores y científicos conocidos dieron impulso a su carrera convirtiendo la innovación tecnología en una actividad industrial activa.